Mi porro me sabe...

Por Francia Elena Pretelt

Aunque no tengo los estudios cuidadosos de un investigador en la antropología cultural,  tengo la sangre espesíta del Sinú; y por eso quise empezar este titulo con unos versos  de Pablito Florez, juglar orense, que con gran maestría y cargado del sabor lorano compuso para describir lo que es el sabor del porro, lo que se siente en el estómago al bailar con su pareja en medio de bombardinos y clarinetes, lo que es deleitarse con el fruto típico de nuestros campos y con los manjares laboriosamente hechos de generación en generación, mientras la musa inspira a nuestros grandes maestros a componer las mejores melodías.


"Mi porro me sabe a todo lo bueno de mi Región", pero no solo me sabe sino que mi porro se siente como todo lo bello y bueno de mi región.
Mi Porro lo siento como las aguas del Sinu que buscan en invierno salirse de su cauce.
Lo siento como cuando el sol brilla con mas intensidad en plena tarde y cuando me pongo con orgullo mi sombrero vueltiao.
Mi porro lo siento como lo mas bello de mi región cuando veo a niños tocando los instrumentos de una banda de viento y bailando un porro pelayero.

Mi porro se siente en la forma como lo llevas en el corazón, pises la tierra que pises  y convivas en culturas diferentes.

El porro es vida que se transmite a través del inconsciente colectivo, en la comida, en los refranes, en la forma de vestir, en el saludar del costeño. Pero lo más bonito, es que el porro es Colombia. Este bello aire musical, esta forma de vida y esencia sinuana y sabanera. 

Muy pronto, en algún momento de la historia, el porro no será conocido como el que se puede fumar, sino, éste del que hablamos, éste que se baila, se canta, se interpreta y que hasta se puede comer con panela e coco de Colomboy.




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