Así vivimos nuestro Festival Nacional del Porro, en San Pelayo

Por: Francia Elena Pretelt

Anualmente, por los meses ya sea de junio y julio, en un municipio de Colombia, llamado San Pelayo, celebramos nuestro Festival Nacional del Porro. 
A él, llegan de todos los rincones del país, las diferentes Bandas de Viento y agrupaciones que participan de este gran evento.

Generalmente la recepción de Bandas se hace el día viernes en las horas de la tarde.
Esa noche, en la Gran tarima María Varilla, se  presenta un concierto con importantes orquestas, grupos de la región y cantantes que siguen dejando huella en la música de Colombia.
En el amanecer del sábado, tipo 4:00 am, las Bandas se reúnen en el Parque Principal y de allí, entre el guapirrear de la gente y las velas encendidas, se desplazan hasta la Gran tarima María Varilla.
A las 5:00am se conforma por aproximadamente 100 músicos de todas las bandas participantes la famosa “Gran Banda”, la cual entona en medio de la emoción de  los miles de espectadores los más sonados porros: “María Varilla”, “Rio Sinú”, “Soy Palayero”, “La Lorenza”, etc.
El escenario es perfecto para que “Su Majestad El Porro” sea el homenajeado por los artistas.

Miles de habitantes cordobeses y visitantes, seducidos por esta ebullición musical, bailan hasta el amanecer.
No ha pasado el tiempo para reposar la amanecida, cuando en el pueblo se invita a participar de los foros alrededor del porro.
Ya en las horas de la tarde hay que coger fuerzas y prepararse para el popular “Desfile de Los Niños”, donde en medio de carrozas, porros y danzas, la población infantil nos maravilla con sus talentos, desentendiéndose del calor, el sol o la lluvia.



Estos niños son el semillero que nos da la esperanza para decir que “El Porro, hay para rato”.


Después de terminado el Desfile de Los Niños, siguen las presentaciones, los concursos de las diferentes categorías de Bandas. Por la noche, el fandango te llama a bailar hasta el amanecer.


El domingo, siguen toda clase de presentaciones y actividades culturales, pero lo más destacado es el tradicional “Desfile de Las Aguadoras”, con el que se busca rendirle homenaje a la mujer del Sinú, aquella que en tiempos atrás debía ir por agua hasta el rio y abastecer las casas del pueblo con sus tinajas. Se dice que estas mujeres inventaban muchos cantos típicos mientras hacían sus labores. 





 
Decenas de comparsas con sus coreografías entusiasman y hacen vibrar a todo un pueblo. Y es que el porro se vive y se goza en el Festival.
Cada rincón, cada calle, casa o lugar es perfecto para disfrutar del sonido del bombardino, trompetas y platillos.


El lunes, ultimo día del Festival, se rinde un especial homenaje a todos los músicos fallecidos que ayudaron a engalanar nuestro folclor.
Se ofrece una misa, ofrendas florales y por ultimo el Desfile “Tito Guerra”, que se destaca por ser un desfile que sale de la Iglesia San Juan Pelayo hasta el Cementerio, con la participación de las bandas, gaiteros y danzas.


El lunes por la noche se conocen los ganadores a los diferentes concursos que realiza el Festival y se culmina con la rueda de fandangos hasta las horas de la madrugada.
Al otro día,  se  despierta con las ganas de que ya sea el próximo año para revivir y disfrutar una vez más el Festival Nacional del Porro.

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